Fotos de paisajes, viaje al fin de mi mundo
Recorriendo una vez más los inhóspitos pasadizos de mi mente confusa encontré una vez un camino que parecía ir más allá. Tan emocionante y esperanzador me pareció aquel súbito descubrimiento que decidí seguirlo afrontando todas las consecuencias , incluso la de que al mirar atrás no fuera sino una efímera fantasía, (Igual no es verdad eso de que «lo malo conocido es mejor que lo bueno por conocer», me comenté para animarme).
Miré hacia adelante y comencé primero con un pequeño paso, siempre calculando bien dónde lo depositaba. Luego vinieron unos cuantos más, cada uno un poco más arriesgado que el otro, hasta que al final simplemente oía crujir las hojas secas del sentido común no utilizado bajo mis pies, esperando con verdadera ilusión que aquello me llevara a alguna parte.
Y fue tanta la fuerza que irradió mi deseo que algo pasó… y el paisaje cambió.
Ahora un precioso campo se abría ante mi, una extensa llanura verde que, entre luces y sombras, prometía ser el preámbulo de un viaje maravilloso. Pero antes me esperaba una prueba más, ¿sería yo capaz de salir por completo del camino marcado y cruzar finalmente el límite hacia lo desconocido?
Pues si, lo hice, a fin de cuentas para eso son las fantasías, para hacer lo que uno no se atreve a llevar a cabo en la realidad. Y mi realidad está tan llena de miedos irreales.
A medida que avanzaba iban cayendo tras de mi todos mis temores, mis complejos, mis iras y mis sueños frustrados. Y según iban cayendo iban convirtiéndose en tallos fuertes que, en un abrir y cerrar de ojos, convirtieron la llanura en un frondoso vergel. ¡Al fin han valido para algo bueno!- me dije al oído.
Continué caminando pues presentía que ya quedaba poco para llegar a ese lugar, (cada vez lo sentía con más fuerza), ese lugar en donde ya nada importara, nada excepto lo maravilloso que es estar vivo… Mejor aún, sentirse vivo…
Y llegué… Llegué al fin del mundo en mi mente, como todos aquellos que no se atreven a afrontar una vez más la rutina diaria, la sordidez de la vida hipotecada, el silencio de tantas jornadas sin música, de tantas noches sin amor, de tantos sueños cerrados bajo llave.
Allí, en el fin de mi mundo, por fin fui feliz.
Quisiera estar en un lugar
hermoso lugar donde solo este yo
y aquellas personas que me han lastimado
simplemente olvidarlas
y enfocarme en lo afortunada
que soy por estar aqui…
pero aun sigo en esta mi realidad
Que hermosas palabras.
Qué oportunas, también.
Nunca había dado un paseo más divertido…