Fotos del desierto de Arizona y un recuerdo inolvidable
Un intenso calor parece inundarme el cuerpo. No sé bien si por el café que sostengo en mis manos o por los 25º que marca ya el termómetro a tan tempranas horas del día. Miro por la ventana del pequeño saloncito del Hollyday Inn donde me alojo, y allí tras el cristal, los primeros rayos de sol dibujan figuras de colores increíbles sobre las arenas del desierto de Arizona.
Ya me habían avisado… el amanecer en el Gran Cañón me proporcionó una experiencia inolvidable. Marrones, su color natural, pero a lo largo de sus paredes de rocas aquellas betas componían un cuadro de verdes, amarillos, rojos… todo un arco iris desplegado bajo una inmensa bóveda anaranjada en el cielo. Y es que allí, desde el mirador, no se sabe bien si es el cielo el que refleja sus luces sobre los inmensos cañones, o son éstos los que imponen su fuerza salvaje para colorear el cielo sobre nuestras cabezas.
«¡Despierta!» me dicen entre risas a mi lado. Justo a tiempo para saborear las últimas gotas de café de la taza. Las gotas de sudor en la frente, la camisa ligeramente pegada a la espalda. 26º. Un grado más, y ¿soy yo? ¿o parece aún más? el calor de Arizona es húmedo, pegajoso, asfixiante a ratos…
Me miro el reloj justo en el momento en que deposito la taza en la mesa. Apenas las 7 de la mañana. Aquí amanece antes, o quizás sea por el espacio abierto que se extiende ante nuestros ojos por lo que todo parece más iluminado. Comienza un nuevo día en Arizona. Otro día de sentirse como Gary Cooper, cabalgando solitario en su caballo hacia un destino seguro, pero curiosamente incierto.
Los paisajes son terroríficos a veces. Impresionantemente bellos por su salvaje naturaleza, por su soledad, por la opresión que emite tanta libertad. Contrastes. Espejismos. Calor. 35º.
A pleno día, las temperaturas pueden situarse sin problemas por encima de los 30º, aunque la sensación sea de aún más, y sólo las aguas del Colorado transcurren escondidas entre tanto desfiladero, pequeñas en la tremenda distancia que supone situarse al filo de aquellos abismos y divisarlas en su fondo.
Grand Canyon. Mohave Valley. Tucson. Flagstaff. Fort Williams. Monument Valley. Nombres todos ellos al western. Al más lejano Oeste. A James Stewart y Henry Fonda, y ahora… a uno de esos viajes sin duda inolvidables.
Hermosos paisajes que se han formado por caprichos de la naturaleza.lastima que no todos podamos disfrutar de ellos, en parte por la estupidez de los humanos de sentirnos duenos del universo e inventar las fronteras,SOMOS PARTE DE LA NATURALEZA, NO DUENOS DE ELLA. Ojala que todos las personas podamos conocer,apreciar y cuidar todas estas bellezas que nos brinda nuestra madre la tierra. FELICIDADES
A QUIEN A CREADO TAN BELLAS PAGINAS.
mil felicidades
saludos a todos los emigrantes de todo el pais
me oareceoriginal