Fotos del Castillo de Gravensteen, en Gante

Bélgica, ¡qué buenos recuerdos me trae!. Son ya varios los viajes que he hecho, bastantes, pero siempre diré que Bélgica es un país en el que no me importaría vivir para siempre. Hacerlo en una ciudad como Brujas o Gante, para pasearme con mi nostalgia y sentarme junto a sus canales, con un libro, con mis apuntes, o simplemente en un banco, tomando el sol mientras admiro las piedras de su pasado histórico.

¡Pensar que su pasado está tan ligado a nuestra Historia! ¡Pensar que Gante fue la cuna de un gran Emperador, Carlos V!… Allí, por sus calles, hace más de 500 años, un día de febrero el cortejo se abrió paso, con Felipe el Hermoso y Juana la Loca al frente, para llegar hasta la Iglesia de San Juan donde se bautizó al futuro emperador.

Y seguramente pasarían por delante del más bello castillo que yo haya visto hasta ahora: el Castillo de Gravensteen. Un ejemplo perfecto de la época feudal en Bélgica. Construido en el año 867 por un conde es otro de los magníficos monumentos que exhibe Gante en su centro histórico.

Desde la calle Limburg, corta pero intensa calle medieval, donde admiraremos su catedral, o el Lakenhall, hasta el Korenlei y el Graslei, los barrios de pescadores que se extienden en la parte más bonita de los muchos canales de la ciudad…

Pero allí, en uno de los brazos del río Escalda, junto a un tranquilo canal, se levanta aquella enorme fortaleza cuyos pasillos y salones te invitan a imaginar mil historias.

Desde tomar la bandera y ondearla al viento por encima de toda la ciudad…

… hasta batirnos en duelo con nuestros enormes mandobles, escudándonos tras nuestro propio símbolo familiar.

Rezar en la Capilla y pedir por la victoria en nuestras próximas batallas…

Sí, a veces deseo intensamente irme a vivir un tiempo allí, y sentarme en ese banco, frente al castillo, y tomar el sol, cerrar mis ojos, y volar con mi imaginación hasta mis tiempos de caballero de los de escudo y espada…

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