La Costa de Tenerife, joya natural
Acantilados de El Sauzal
Una de las cosas que más me han impresionado en el tiempo que llevo en Tenerife son sus paisajes costeros. Ya lo hicieron la primera vez que tomé la autopista que circula junto a la costa camino del Puerto de la Cruz, pero no hay vez que no tome el coche que no disfrute de las vistas.
Isla abrupta como pocas, su origen volcánico ha dotado a su costa de salvajes acantilados, de altos macizos rocosos y de continuos conos volcánicos.
Mientras al norte el valle de La Orotava se abre al mar buscando el aire fresco, un poco más allá son los acantilados de El Sauzal los que pueden dejarte sin aliento por su corte limpio y vertiginoso.
Arico, Las Maretas
Junto a la tranquilidad y el reposo de las barcas pesqueras y las encaladas casas de Las Maretas, en Arico, al fondo el Teide permanece siempre vigilante.
Adeje, el Callao
Adeje, zona turística como pocas, de playas arenosas y turismo fluido, serpentea en el mar dejando calas entre riscos, rincones ocultos para los más discretos.
Güimar, costa de los Agaches
Güimar, conocida por su puertecito, se alza junto a los pequeños acantilados, sintiendo en los inviernos más borrascosos el batir de las olas en la ladera de las rocas.
Costa de Anaga
Sí, desde la Punta de Teno hasta la del Hidalgo, desde Taganana hasta la de la Rasca, Tenerife es una joya natural. Un lugar al que uno nunca se cansa de admirar por su belleza y por su salvaje templanza.
Fotos de: fotosaereasdeCanarias