Fotos de Túnez, placeres africanos

Medina en Tunez

Se dibujan dos cúpulas blancas, recortadas en su cielo siempre azul. Las primeras horas del día, los primeros sonidos, las tiendas que abren, el caótico ruido de los coches y los rezos matutinos. Olores y colores se abren paso en la medina de Ciudad de Túnez para que las hordas de turistas se lancen a sus bazares absortos en su laberinto de intrincadas callejuelas. Placer olfativo. El primer placer.

Misterio en Kairuan

¿Llaman? a nuestros sentidos, la pesada aldaba de hierro macizo. El chirrido de las avejentadas maderas de las entradas que dan pie a conocer un mundo diferente al que estamos acostumbrados en el viejo continente. La casi siniestra llamada plomiza del aldabonazo en la puerta. Detalles curiosos que despiertan nuestro interés en la misteriosa ciudad de Kairuán… Placer auditivo.

Colores de Sidi

Miras al cielo y ves pasar las nubes algodonosas, recortadas en cientos de siluetas que dan los buenos días a los intensos azules de los enrejados y las mamposterías de las encaladas casas de Sidi Bou Said. Túnez parece haber desbordado su arte en las calles de esta tranquila ciudad, solo alterada por quienes ansían su visita. Alza tus manos para sentir el alma que se esconde en sus piedras. Desgrana en tus manos las sutiles buganvilias que pueblan sus paredes. Siente la redondez de las figuras herradas que ribetean las puertas. Placer táctil para quienes buscan símbolos de un lugar.

Té en Sidi

No podía faltar. El té. Su ceremonial. La delicada bandeja grabada sobre la que asienta su historia toda una cultura, la de Túnez. El intenso olor humeante que parece abordar y explosionar en nuestro olfato para plasmar a través de él cientos de imágenes. Y el mar, de fondo. Siempre presente. Para que sentados en aquella pequeña tetería sepamos que aquí, en Sidi, tomar el té es algo más que simplemente calmar nuestra sed. Placer gustativo.

Djerba

Acaba este intenso día de placeres en la isla de Djerba. Sentado, o simplemente, de pie en un mirador. Para ver como el cielo se torna naranja. Para disfrutar de las palmeras recortadas, de la redondez de las cúpulas, de las hojas que se alzan al aire intentando alcanzar el sol tardío. Túnez se transforma en un paraíso, en un lugar etéreo donde todo es posible. Placer visual para cerrar un viaje inolvidable.

* Imágenes cortesía de www.turismodetunez.com

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